domingo, 29 de mayo de 2011

El día después

Publicad0 en: Diario Progresista, 29/05/2011 http://bit.ly/l7V2iE

Quisiera unirme a la felicitación de José Luis Rodríguez Zapatero al PP en la noche electoral por su victoria, eso sí, con algunos matices. El Partido Popular lleva una década apostando fuertemente por la desmovilización de los ciudadanos y el desprestigio de la acción política y las instituciones democráticas mediante la manipulación y el control de la opinión de la sociedad a través de los medios.

Dentro de este proceso, factores que a priori deberían hacer obrado en su contra como la corrupción y la deslealtad institucional se han visto compensados con creces por la desmotivación de muchos ciudadanos y la movilización del sector más radical de su electorado. Como demócrata quisiera darles mi más cordial enhorabuena por su éxito..

Queda para un análisis más profundo en qué medida nuestro partido ha consentido estas prácticas que utilizan la democracia vulnerando su esencia. En un intento infructuoso de construir pactos de estado con el Partido Popular, en algunas ocasiones hemos desaprovechado la oportunidad de trabajar con otras formaciones políticas y construir posiciones comunes en temas en que la estrategia del PP hubiera sido puesta en evidencia. En todo caso, en el pecado llevamos la penitencia.

También los que desde la dirección del partido socialista y en contra del criterio de un sector relevante de la militancia pensaban que desde una posición equidistante se podían aglutinar los esfuerzos de todos los sectores de la sociedad ante la actual crisis económica, han tenido en los resultados de estas elecciones la definitiva constatación de la invalidez de una estrategia que hace ya tiempo se anunciaba perdedora. Librar esta batalla en tierra de nadie nos ha colocado en una posición en la que que en vez de concitar consensos y apoyos hemos sufrido el fuego cruzado y simultáneo de los partidos a nuestra de derecha y a nuestra izquierda, de los sindicatos a la vez que de las organizaciones empresariales, de los movimientos ciudadanos y, al final, también el de los acampados de la Puerta del Sol.

Independientemente de los errores que en estos tiempos hayamos cometido, no son pocas las interrogantes que plantea una sociedad capaz de criticarnos y castigar nuestras actuaciones a la vez con un argumento y con su opuesto y en la que los agentes sociales son incapaces de obviar sus intereses particulares para el mayor bien de la sociedad, Sin duda hay componentes de inmadurez, de ausencia de verdadero debate político y de falta de un proyecto común como sociedad. De cualquier manera y después de estos resultados, tenemos que cuestionarnos seriamente cuál va a ser nuestro terreno de juego de aquí en adelante. Desde nuestra acción de gobierno hemos inmolado una buena parte del apoyo que recibíamos de los ciudadanos sin el cual nuestra capacidad de actuación, que es fundamental recuperar, se va a ver bastante limitada en el futuro cercano.

Nuestro campo de juego debe replantearse en posiciones inequívocamente de izquierda, desde las que históricamente mejor hemos sabido contribuir al cambio y mejora de esta sociedad, las que siempre han ilusionado a nuestro electorado y las que siempre han sabido valorar y entender.